sábado, 16 de enero de 2010

Carlitos... tarjeta visa oro.

Estaba en "Adonis" ...8 años atrás... que se dice pronto... lo habían vuelto a abrir tras mucho pelear y se ponía hasta el culo de gente a última hora de la noche, así que tras corretar por el "Strong" me iba allí para tomarme las copas finales.
Me gustaba aquel antro desde siempre, la iluminación, las distintas áreas de recreo que tenía... y me pillaba muy bien para la vuelta a casa.
Estaba tomándome una copa en la barra, mirando el ganado que iba entrando cuando apareció un chavalote -fue muy significativo que viniese directo hacia mi, sin perder el tiempo- y que en unos segundos estuviésemos charlando como si nos conociéramos de toda la vida, me gustó su desparpajo, su forma de entrarme, su sinceridad al decirme que me había seguido desde el anterior garito deseando conocerme... aparte de que físicamente estaba bastante bueno.
Nos echamos unas risas, charlamos y se nos hizo de día sin darnos cuenta... hora de marcharse, se ofreció a llevarme a casa (recuerdo que estaba lloviendo y nos cogimos de la mano mientras corríamos hacia el parking donde estaba el coche)
Apuntar que íbamos con bastantes copas encima y dejamos pasar un tiempo antes de pillar el coche.
Aprovechamos el tiempo sobándonos un poco... se le notaba nervioso y el tema morreo no lo dominaba... paro tenía un punto gracioso, buenos abdominales, estaba fibrado, duro, guapote, pelín macarrilla y mi misma edad.
Llegamos a mi barrio y paramos a la entrada de un garaje (bastante cerca del portal de mi casa) allí retomamos el momento de sobeo y tras repasarlo a fondo me empecé a sentir mal, mareado y a punto de potar por lo que planeé pirarme y me inventé una llamada a casa para tranquilizar a la familia por mi demora, tenía una cabina telefónica cerca y le comenté a Carlitos que volvía en un momento... pero sacó su móvil y me lo ofreció para llamar... marqué el primer número que me vino a la cabeza... la víctima... mi amigo Dany.
Charlamos ambos con él y en un descuido de mi acompañante salí del coche y me fuí a casa a dormirla.

Castillos de arena... sin destino.

Durante el siguiente año tras la desaparición de mi pareja me centré en superar lo ocurrido y valorar mi comportamiento con los demás... una gran culpa carcomía mi interior y esa losa me era muy difícil de llevar.
Mis movimientos eran tranquilos, menos impulsivos, trazados, pensados... no necesitaba cometer errores del pasado y en aquel momento estaba muy débil para volver a caer.
Salía, intentaba divertirme y no quería complicación alguna.
Una noche cualquiera le conocí y volví a sentir ese cosquilleo que te hace ver que sigues vivo, que te da fuerza para enfrentarte a lo que venga y me deje llevar.
Una barra, una copa, un cruce de miradas... no necesitamos más que un par de minutos y nuestros labios hablaron por nosotros... acabábamos de conocernos y sin pronunciar palabra alguna nos besamos como si de un reencuentro se tratara... a eso se le llama magia... dos desconocidos que en décimas de segundo dejan de serlo.
Un buen comienzo para remontar... dos semanas llenas de complicidad arropadas por el mejor sexo.
Alejandro, 36 años, musculado, atractivo, varonil... y mentiroso.
El castillo de naipes se derrumbo antes de que sus cimientos soldasen nuestros destinos.
Impresionarme a base de mentiras fue lo que hizo que se me cayera la venda de los ojos y que estos miraran, vieran, sintieran de manera distinta a Alex y todo lo que habíamos realizado hasta aquel momento se esfumara de un plumazo.
La gente que dice ser quién no es para impresionarte es la más triste que he conocido nunca.
¿Que valoración tienen de ti cuando se inventan un personaje creyendo que eso es lo que esperas de ellos?
El piso tan espectacular donde retozábamos nuestros cuerpos no era de él... tampoco tenía una empresa de diseño... y un sinfín de mentiras que durante esas semanas me fue diciendo sin que yo le pidiera explicación alguna.
Era un obrero, un peón de la construcción, sin grandes casas, ni coches... y a mi realmente me hubiese dado igual ya que nunca he valido para estar con alguien por lo que tenga, por lo que te ofrezca... yo cuando estoy con alguien en una relación es por que me interesa la persona, no su cuenta corriente.
Desperté del sueño, se esfumó todo rápido, pero a pesar de su poca madurez e inteligencia conmigo guardo un grato recuerdo de él.
Semanas más tarde conocía a otro que parecía tener toda la pasta del mundo y me lo recordaba a cada instante... su nombre, Carlitos.