Michael Jackson se ha convertido en un mito, una leyenda, nadie podrá quitarle jamás el título que poseía.
El rey del pop nos ha dejado, tempranamente, pero nos quedan todas esas buenas canciones con las que hemos vivido durante años.
Los genios nunca deberían morir…
Jackson vive entre nosotros.
viernes, 26 de junio de 2009
Un ángel duerme en el cielo.
Tenía 13 años cuando me enamoré completamente de una diosa de cabellos de oro y sonrisa perfecta.
Farrah Fawcett nos ha dejado para siempre, tras luchar como una campeona contra esa maldita enfermedad, pero nunca nadie podrá arrebatármela de mi corazón.
Esta durmiendo, sonriendo, agradeciendo a todos los que la querían sus lágrimas, que están llenas de amor, llenas de ella…
Gracias Farrah por darme en todos estos años tantas alegrías y espérame en el cielo.
FARRAH FOREVER.
Farrah Fawcett nos ha dejado para siempre, tras luchar como una campeona contra esa maldita enfermedad, pero nunca nadie podrá arrebatármela de mi corazón.
Esta durmiendo, sonriendo, agradeciendo a todos los que la querían sus lágrimas, que están llenas de amor, llenas de ella…
Gracias Farrah por darme en todos estos años tantas alegrías y espérame en el cielo.
FARRAH FOREVER.
viernes, 12 de junio de 2009
Veneno en la piel.
Me había preguntado, en alguna que otra ocasión, como sería tener frente a mi al hermano por excelencia.
Mi pareja solía tener un contacto bastante habitual con él, telefónicamente o a través de e-mail, pero durante aquellos meses no se habían visto en persona.
Ángel apareció un día por sorpresa y se instaló en casa de su hermano, mi chico, la verdad es que en el momento que supe la noticia no me lo tomé demasiado bien pero mostré mi mejor cara cuando estuve frente al pequeño.
El pequeño sobrepasaba el 1’90 de estatura, tenía 27 años, un cuerpo de pura fibra (espectacular ) guapo hasta decir basta y una mirada, inquietante sea quizás la palabra, que me advertía de que no era trigo limpio y no tarde en averiguarlo personalmente.
No fue la única persona que hizo que nuestra relación se resistiera, de alguna manera mi poca confianza hacia el hermano “intocable” creó serios problemas y estos se acrecentaron tras la aparición de Ana, la cual llegó de nuevo a mi vida en el peor momento.
Clooney sabía de mi relación con las féminas y cuando le comenté que iba a quedar con una antigua relación no objeto nada, distinto hubiese sido si se tratase de un tío, con respecto a ellas no se sentía amenazado… o quizás no fuese del todo cierto dado que por una muy curiosa casualidad en el bareto donde estaba con la niña siniestra, ahora preciosa mujer, apareció Ángel y se nos unió… alguien estaba jugando y yo no llevaba buenas cartas.
Entre ambos hubo muy buena complicidad y la tarde trascurrió tranquila y sin apenas tensión, por momentos me olvide de mis sospechas y malos rollos con Ángel y nos divertimos bastante los tres.
Ana estaba encantada y absorta con el encantador de serpientes… yo mismo me deje llevar… empezaba el juego.
Ana y Ángel echaron su primer polvo aquella misma noche, el se encargó de contárnoslo a la mañana siguiente, triunfal, arrogante, sin ningún tipo de miramiento… demostrando que conseguía todo lo que se proponía… de momento eso le bastaba, pero quería más…
Mi chico empezó a darse cuenta demasiado tarde que todo lo que le estaba diciendo acerca de su hermano era cierto, quizás su amor incondicional de hermano mayor, protector, impidió que sucediese antes y aquello no había echo más que comenzar.
Mi pareja solía tener un contacto bastante habitual con él, telefónicamente o a través de e-mail, pero durante aquellos meses no se habían visto en persona.
Ángel apareció un día por sorpresa y se instaló en casa de su hermano, mi chico, la verdad es que en el momento que supe la noticia no me lo tomé demasiado bien pero mostré mi mejor cara cuando estuve frente al pequeño.
El pequeño sobrepasaba el 1’90 de estatura, tenía 27 años, un cuerpo de pura fibra (espectacular ) guapo hasta decir basta y una mirada, inquietante sea quizás la palabra, que me advertía de que no era trigo limpio y no tarde en averiguarlo personalmente.
No fue la única persona que hizo que nuestra relación se resistiera, de alguna manera mi poca confianza hacia el hermano “intocable” creó serios problemas y estos se acrecentaron tras la aparición de Ana, la cual llegó de nuevo a mi vida en el peor momento.
Clooney sabía de mi relación con las féminas y cuando le comenté que iba a quedar con una antigua relación no objeto nada, distinto hubiese sido si se tratase de un tío, con respecto a ellas no se sentía amenazado… o quizás no fuese del todo cierto dado que por una muy curiosa casualidad en el bareto donde estaba con la niña siniestra, ahora preciosa mujer, apareció Ángel y se nos unió… alguien estaba jugando y yo no llevaba buenas cartas.
Entre ambos hubo muy buena complicidad y la tarde trascurrió tranquila y sin apenas tensión, por momentos me olvide de mis sospechas y malos rollos con Ángel y nos divertimos bastante los tres.
Ana estaba encantada y absorta con el encantador de serpientes… yo mismo me deje llevar… empezaba el juego.
Ana y Ángel echaron su primer polvo aquella misma noche, el se encargó de contárnoslo a la mañana siguiente, triunfal, arrogante, sin ningún tipo de miramiento… demostrando que conseguía todo lo que se proponía… de momento eso le bastaba, pero quería más…
Mi chico empezó a darse cuenta demasiado tarde que todo lo que le estaba diciendo acerca de su hermano era cierto, quizás su amor incondicional de hermano mayor, protector, impidió que sucediese antes y aquello no había echo más que comenzar.
miércoles, 10 de junio de 2009
Al final del camino... te encontraré.
Los recuerdos se agolpan en mi mente, excelentes la mayoría de ellos, algunos, los menos, los borraría de un plumazo ya que hacen daño, demasiado.
Nuestra relación era perfecta para ambos hasta que le propuse, unos cinco meses después, que ampliáramos horizontes… relacionándonos con otras personas.
Era demasiado convencional y la cosa no le agradó demasiado.
Fausto venía como cada año a pasar unos días conmigo y tenía la obligación de explicarle que había iniciado una relación seria y que no habría más encuentros entre ambos.
Decir que ya le había adelantado algo en una conversación telefónica que mantuvimos, meses atrás, pero sin decirle que la cosa iba tan en serio… dado que ni yo mismo lo sabía en ese momento.
Dejar a mi Clooney momentáneamente aquella tarde para reunirme con Fausto me hizo sentir mal, más que nada por sus celos (cosa totalmente nueva en nuestra relación) pero tan sólo iba a hablar, a despedirme y no veía nada malo en ello.
No contaba en el poder de seducción del italiano que aunque, como ya dije, se lo tomó como un tío… no iba a dejar que me fuera sin mantener nuestro último revolcón sexual y ello conllevaba problemas…
Fausto no era un desconocido con el que acostarme por gusto, entre ambos había un vínculo que durante tres años mantuvimos, alimentamos, pero ahora una tercera persona, mi pareja, estaba en mi vida y lo único que quería era hacer las cosas bien para no dañar a ninguno, dado que ambos, Clooney en mayor grado, tenían importancia en mi vida.
No creo que fuese muy difícil de entender… ¿a quién quiero engañar?
En el momento que Fausto me plantea acostarme con él por última vez podría haberlo echo aquella tarde y callarme la boca, mi chico no se habría enterado… pero no es mi forma de ser… por lo tanto lo que hice fue acudir a mi pareja y plantearle el tema…
Y como le dices a tu actual pareja que alguien desea acostarse contigo para terminar una historia como es debido y esperar que lo entienda…
En aquel momento no me di cuenta, o tal vez sí, del daño que le estaba haciendo a mi chico que lo único que pretendía era que yo lo quisiera tanto como él a mi y en ved de apostar por lo nuestro y mandar al italiano de vuelta a su nido, en el cual yo ya no tenía cabida, lo que hice fue implorarle que me entendiera…
¿Pero que había que entender?
Como se puede ser tan frío, tan inmaduro, tan egoísta y pensar que nada cambiaría entre nosotros hiciese algo o no… realmente a veces me cuesta reconocerme.
A pesar de todo Clooney me dio su consentimiento y me dispuse a acostarme con Fausto al día siguiente.
Recuerdo que estábamos en el hotel y aunque intentaba aparentar normalidad el italiano me dijo algo que me hizo reflexionar… “¿crees que merece la pena hacer esto sin que se resienta tu relación?” “yo jamás te lo perdonaría”
¿Qué estaba haciendo?
Es como si se me encendiese la bombilla y lo viese todo claro, algo meramente sexual no iba a aportarme nada más que una distancia, insalvable quizás, entre mi pareja y yo.
No iba a destruir aquello, no deseaba hacerlo y no lo hice.
Despedirme de Fausto, de ese gran tipo, fue dejar atrás un pesado lastre y en su mirada adivine que hubiese deseado estar en el lugar de Clooney pero las circunstancias en las que se había basado nuestra relación eran tan distintas que no fue posible.
Llamé a la puerta… mi chico abrió lentamente… nos miramos a los ojos… me abrazo.
Durante minutos estuvimos así, sintiéndonos, quería decirle que no había echo nada y no hizo falta… “no quiero saber el porque no… solo me importa que estés aquí”
Llevábamos casi cinco meses juntos y hasta ese momento no me había dado cuanta lo mucho que me quería, lo mucho que yo también le quería, lo mucho que nos amábamos.
Un tiempo después, cuatro meses para ser exactos, nuestra relación estaba en el mejor momento pero el destino parecía querer jugarnos otra mala pasada y trajo al hermano menor de mi chico a nuestras vidas… Ángel.
Todo un demonio pese a su nombre.
Nuestra relación era perfecta para ambos hasta que le propuse, unos cinco meses después, que ampliáramos horizontes… relacionándonos con otras personas.
Era demasiado convencional y la cosa no le agradó demasiado.
Fausto venía como cada año a pasar unos días conmigo y tenía la obligación de explicarle que había iniciado una relación seria y que no habría más encuentros entre ambos.
Decir que ya le había adelantado algo en una conversación telefónica que mantuvimos, meses atrás, pero sin decirle que la cosa iba tan en serio… dado que ni yo mismo lo sabía en ese momento.
Dejar a mi Clooney momentáneamente aquella tarde para reunirme con Fausto me hizo sentir mal, más que nada por sus celos (cosa totalmente nueva en nuestra relación) pero tan sólo iba a hablar, a despedirme y no veía nada malo en ello.
No contaba en el poder de seducción del italiano que aunque, como ya dije, se lo tomó como un tío… no iba a dejar que me fuera sin mantener nuestro último revolcón sexual y ello conllevaba problemas…
Fausto no era un desconocido con el que acostarme por gusto, entre ambos había un vínculo que durante tres años mantuvimos, alimentamos, pero ahora una tercera persona, mi pareja, estaba en mi vida y lo único que quería era hacer las cosas bien para no dañar a ninguno, dado que ambos, Clooney en mayor grado, tenían importancia en mi vida.
No creo que fuese muy difícil de entender… ¿a quién quiero engañar?
En el momento que Fausto me plantea acostarme con él por última vez podría haberlo echo aquella tarde y callarme la boca, mi chico no se habría enterado… pero no es mi forma de ser… por lo tanto lo que hice fue acudir a mi pareja y plantearle el tema…
Y como le dices a tu actual pareja que alguien desea acostarse contigo para terminar una historia como es debido y esperar que lo entienda…
En aquel momento no me di cuenta, o tal vez sí, del daño que le estaba haciendo a mi chico que lo único que pretendía era que yo lo quisiera tanto como él a mi y en ved de apostar por lo nuestro y mandar al italiano de vuelta a su nido, en el cual yo ya no tenía cabida, lo que hice fue implorarle que me entendiera…
¿Pero que había que entender?
Como se puede ser tan frío, tan inmaduro, tan egoísta y pensar que nada cambiaría entre nosotros hiciese algo o no… realmente a veces me cuesta reconocerme.
A pesar de todo Clooney me dio su consentimiento y me dispuse a acostarme con Fausto al día siguiente.
Recuerdo que estábamos en el hotel y aunque intentaba aparentar normalidad el italiano me dijo algo que me hizo reflexionar… “¿crees que merece la pena hacer esto sin que se resienta tu relación?” “yo jamás te lo perdonaría”
¿Qué estaba haciendo?
Es como si se me encendiese la bombilla y lo viese todo claro, algo meramente sexual no iba a aportarme nada más que una distancia, insalvable quizás, entre mi pareja y yo.
No iba a destruir aquello, no deseaba hacerlo y no lo hice.
Despedirme de Fausto, de ese gran tipo, fue dejar atrás un pesado lastre y en su mirada adivine que hubiese deseado estar en el lugar de Clooney pero las circunstancias en las que se había basado nuestra relación eran tan distintas que no fue posible.
Llamé a la puerta… mi chico abrió lentamente… nos miramos a los ojos… me abrazo.
Durante minutos estuvimos así, sintiéndonos, quería decirle que no había echo nada y no hizo falta… “no quiero saber el porque no… solo me importa que estés aquí”
Llevábamos casi cinco meses juntos y hasta ese momento no me había dado cuanta lo mucho que me quería, lo mucho que yo también le quería, lo mucho que nos amábamos.
Un tiempo después, cuatro meses para ser exactos, nuestra relación estaba en el mejor momento pero el destino parecía querer jugarnos otra mala pasada y trajo al hermano menor de mi chico a nuestras vidas… Ángel.
Todo un demonio pese a su nombre.
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