Los recuerdos se agolpan en mi mente, excelentes la mayoría de ellos, algunos, los menos, los borraría de un plumazo ya que hacen daño, demasiado.
Nuestra relación era perfecta para ambos hasta que le propuse, unos cinco meses después, que ampliáramos horizontes… relacionándonos con otras personas.
Era demasiado convencional y la cosa no le agradó demasiado.
Fausto venía como cada año a pasar unos días conmigo y tenía la obligación de explicarle que había iniciado una relación seria y que no habría más encuentros entre ambos.
Decir que ya le había adelantado algo en una conversación telefónica que mantuvimos, meses atrás, pero sin decirle que la cosa iba tan en serio… dado que ni yo mismo lo sabía en ese momento.
Dejar a mi Clooney momentáneamente aquella tarde para reunirme con Fausto me hizo sentir mal, más que nada por sus celos (cosa totalmente nueva en nuestra relación) pero tan sólo iba a hablar, a despedirme y no veía nada malo en ello.
No contaba en el poder de seducción del italiano que aunque, como ya dije, se lo tomó como un tío… no iba a dejar que me fuera sin mantener nuestro último revolcón sexual y ello conllevaba problemas…
Fausto no era un desconocido con el que acostarme por gusto, entre ambos había un vínculo que durante tres años mantuvimos, alimentamos, pero ahora una tercera persona, mi pareja, estaba en mi vida y lo único que quería era hacer las cosas bien para no dañar a ninguno, dado que ambos, Clooney en mayor grado, tenían importancia en mi vida.
No creo que fuese muy difícil de entender… ¿a quién quiero engañar?
En el momento que Fausto me plantea acostarme con él por última vez podría haberlo echo aquella tarde y callarme la boca, mi chico no se habría enterado… pero no es mi forma de ser… por lo tanto lo que hice fue acudir a mi pareja y plantearle el tema…
Y como le dices a tu actual pareja que alguien desea acostarse contigo para terminar una historia como es debido y esperar que lo entienda…
En aquel momento no me di cuenta, o tal vez sí, del daño que le estaba haciendo a mi chico que lo único que pretendía era que yo lo quisiera tanto como él a mi y en ved de apostar por lo nuestro y mandar al italiano de vuelta a su nido, en el cual yo ya no tenía cabida, lo que hice fue implorarle que me entendiera…
¿Pero que había que entender?
Como se puede ser tan frío, tan inmaduro, tan egoísta y pensar que nada cambiaría entre nosotros hiciese algo o no… realmente a veces me cuesta reconocerme.
A pesar de todo Clooney me dio su consentimiento y me dispuse a acostarme con Fausto al día siguiente.
Recuerdo que estábamos en el hotel y aunque intentaba aparentar normalidad el italiano me dijo algo que me hizo reflexionar… “¿crees que merece la pena hacer esto sin que se resienta tu relación?” “yo jamás te lo perdonaría”
¿Qué estaba haciendo?
Es como si se me encendiese la bombilla y lo viese todo claro, algo meramente sexual no iba a aportarme nada más que una distancia, insalvable quizás, entre mi pareja y yo.
No iba a destruir aquello, no deseaba hacerlo y no lo hice.
Despedirme de Fausto, de ese gran tipo, fue dejar atrás un pesado lastre y en su mirada adivine que hubiese deseado estar en el lugar de Clooney pero las circunstancias en las que se había basado nuestra relación eran tan distintas que no fue posible.
Llamé a la puerta… mi chico abrió lentamente… nos miramos a los ojos… me abrazo.
Durante minutos estuvimos así, sintiéndonos, quería decirle que no había echo nada y no hizo falta… “no quiero saber el porque no… solo me importa que estés aquí”
Llevábamos casi cinco meses juntos y hasta ese momento no me había dado cuanta lo mucho que me quería, lo mucho que yo también le quería, lo mucho que nos amábamos.
Un tiempo después, cuatro meses para ser exactos, nuestra relación estaba en el mejor momento pero el destino parecía querer jugarnos otra mala pasada y trajo al hermano menor de mi chico a nuestras vidas… Ángel.
Todo un demonio pese a su nombre.
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