viernes, 29 de mayo de 2009

14 meses enganchado a ti.

No puedo expresar con palabras lo que fue aquel polvo sin recordar, muy a mi pesar, todo lo que vino después, cosas buenas y malas pero con un final que jamás deseé y que marcó la siguiente etapa de mi vida.
Recuerdo aquel pequeño apartamento donde pasé tantas horas junto a él con nostalgia… emoción… me cuesta echar la vista atrás y no sentirme culpable… pero con el tiempo he comprendido que nadie puede hacerte participe de algo que se te escapa de las manos cuando unos sentimientos, ya gastados, no acompañan a la historia…
Pero no adelantemos acontecimientos.
Estábamos uno frente al otro, ardientes miradas llevaban consigo deseos hasta aquel momento frenados, movimientos corporales llenaban el espacio de una pasión desatada que nos hacía daño.
Nuestras ropas caían lentamente mientras nos fundíamos en un largo beso que nos aviso de lo bueno que iba a ser aquello… sexo lleno de emociones, lazos que empezarían a formarse e incluso sentimientos feroces que nos atraparían sin remedio.
Nuestros cuerpos sudorosos, desnudos, brillaban bajo una luz tenue que dibujaba cada uno de nuestros actos… comiéndonos las pollas, entrando en él… entrando en mi… sexo en mayúsculas, del bueno, sin límites, sin miedos, grande.
Era un tío impresionante físicamente (ver imágenes) pero lo que me enamoro como un loco adolescente era su coco… siempre ideando, sorprendiéndome, pendiente de mi… después de tanto tiempo siendo independiente había llegado la hora de sentar la cabeza y tener una relación de verdad… ¿realmente estaba preparado?
La palabra compromiso me daba alergia, había tenido infinidad de relaciones más o menos estables pero siempre manteniendo mi independencia, era esencial para que la cosa funcionara y meterme de lleno en algo mucho más profundo me daba miedo, mi forma de ser no se adecuaba a pertenecer a una sola persona.
Me conocía demasiado bien y sabía que tras los primeros meses, alucinantes, se me iría pasando la pasión y pondría mis ojos sobre algún otro objetivo para seducirlo y añadirlo a mi lista…
Tal cual imaginé sucedió.
Poco más de un año me duro la pasión, la admiración, el deseo… aunque continuaba queriendole mucho, pero de distinta manera…
Había cumplido los 30 pero seguía con muchos pájaros en la cabeza y actuaba por impulsos, necesitaba vivir otras etapas para madurar finalmente de golpe y darme cuenta de todos y cada uno de los errores cometidos en el pasado.

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