jueves, 19 de julio de 2012

La finca de papá... zona caliente... parte III

Hoy recordamos una de mis mayores orgías en la mencionada finca de papá 20 años atrás.
Finales de verano, comenzaba a oscurecer y el sol se iba apagando perdiéndose en el colorido horizonte... yo llegaba a la zona más excitante de mi cercano barrio.
Andaba ensimismado observando el cielo, que parecía sacado de una acuarela del mejor pintor, cuando escuché una voz cercana, demasiado cercana,  y me giré bruscamente... ante mí, pidíendome un cigarro, se hallaba un tío al que le había echado el ojo en alguna ocasión. ¡Hasta el puro se iba a fumar!
Yo tenía unos 25 años y él rondaría los 30; pelo corto y barba de semanas negra como el azabache y bien recortada, pantalón de chandal gris y camiseta blanca de tirantes que se deslizaba sobre unos hombros poderosos de los cuales surgían unos brazotes como los que me gustan... tremendo ejemplar que parecía sacado de mis mejores fantasías... pero era real y a dos palmos de mí.
Sus manos rozaron las mías mientras encendía el cigarro que tan amablemente le había dado y su contacto hizo que mi piel se erizara sintiendo su calor cuando acercamos nuestras bocas y nos fundimos en un morreo de muerte.
Así de rápido empezamos y a la media hora eramos cuatro... pero no adelantemos acontecimientos.
Nos ocultamos de las miradas indiscretas y comenzamos un ritual cargado de pasión y violencia.
Tenía un culo... peludete, duro como una roca y todo a mi disposición. Se lo trabajé mientras me comía la polla que permanecía tiesa mirando el ya oscuro cielo.
A cuatro patas me lo estaba follando cuando en el alto de nuestra hendidura aparecieron dos siluetas practicamente iguales... eran los gemelos malotes del lugar (famosos entre los habituales de la finca en aquella época y a los que me había tirado en alguna ocasión... aunque por separado... hasta esa noche).
Los gemelotes, el deportista cañón, la estrella del lugar mano a mano... para filmarlo.
Los hermanos realmente no eran gemelos ya que se llevaban un par de años pero eran casi idénticos físicamente... hasta la polla era igual... gemelotes malotes al poder, ja, ja.
Cuatro tíos: dos activos (gemelote A y yo), dos pasivos (gemelote B y el cañonazo), muchas lenguas, manos, pollas, culos, piernas... hasta llegar uno a uno al éxtasis más brutal.
Durante casi una hora nos reímos de las orgías de Calígula mientras se iban añadiendo actores secundarios... tíos que se le meneaban viendo aquellos cuatro cuerpos pegados... entre tierra y sudor. 
Finalizado el tema los gemelotes se despidieron de nosotros y me quedé a solas con Chema (el deportista cañonazo) que me llevó a mi barrio en coche... aunque antes paramos en una terracita de La Dehesa para recuperar energías y charlamos mucho, quizá demasiado...
Pero el tema de Chema se contará en otro momento. En su momento.

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