miércoles, 21 de abril de 2010

Iván... el enano salvador.

A través del chat conocí a mucha gente, de todo tipo y condición, pero tengo un grato recuerdo de alguien, muy especial, que me ayudó mucho a sobrellevar una situación difícil, la muerte de mi padre, su nombre... Iván.
Buscaba gente para salir, tomar copas, divertirme y no darle mucho a la cabeza, no quería tema, rolletes ni nada que fastidiara una posible amistad.
Tras unas cuantas charlas decidimos quedar y nos convertimos en colegas de botellón, nos encantaba irnos a las zonas de Chueca, mezclarnos en la calle con la peña, tomar cerveza y después recorrer los garitos para ligarnos a los tíos que se nos ponían a tiro.
Iván físicamente en un principio no llamaba la atención por un cuerpazo, una cara bonita y similares pero tenía su punto, era de los que ganaban desnudos por poner un ejemplo.
Desde un principio pactamos que entre ambos no habría nada sexual... pero su forma de mirarme, su tartamudez cuando se ponía nervioso (mi presencia bastaba para alterarle) y otros factores hicieron saltar la alarma.
El cabrón estaba hasta los huesos por mi y la historía empezó a joderse, negaba lo evidente y el día que le dí el primer morreo... entre lo que temblaba... los espasmos... era tan gracioso y tierno a la vez...
Me hacía olvidar la situación en la que me encontraba y quizás le dí pie a que imaginase algo que por mi parte no existía... -no te enamores de mi enano- cuantas veces le repetí esa frase y que poco caso me hizo... los sentimientos son difíciles de controlar... ambos nos equivocamos.
De los besos (que a mi no me hacían sentir nada) pasamos a los tocamientos... le meneaba la polla hasta que se corría (pedazo de rabo tenía el enano) él me la chupaba y todo ello aderezado con mucho alcohol de por medio.
Las cosas se fueron torciendo... él cada día más enamorado y yo más lejano a sus sentimientos.
En poco tiempo le había cogido un gran afecto y me jodía que esa complicidad se rompiera... pero día a día se iba enfriando más por su parte que por la mía... ponía excusas para no quedar, nuestras conversaciones eran menos intensas, en sus ojos la tristeza se asomaba con demasiada frecuencia... la cosa estaba mal, muy mal.
Cierta noche me lo lleve a casa (nunca antes había llevado a ningún tío alli lo cual demostraba que Iván me importaba... aunque solo como amigo) para darle mi regalo, para agradecerle sus ratos de ánimo, para demostrarle que me importaba... pero la cosa no me fue nada fácil.
Llegamos con punto por la bebida y jugamos un rato... que si te hago unas fotos en bolas... que si mira como me la has puesto (tras espiarle mientras se cambiaba) que si me la chupas un rato... que si vamos a la cama...
Desnudos el uno sobre el otro... yo debajo... él encima... buscando mi polla con sus labios... y sucedió aquello... miré la habitación (la de mis padres) y el bajón fue total.
¿Que estaba haciendo?
No me pude concentrar y las imágenes se agolpaban en mi mente... ¿no había más camas donde hacer aquello?
La respuesta era afirmativa pero yo tenía la manía de dormir allí los fines de semana y no había pensado... en fin sobran las palabras.
Deseé que el tiempo pasara rápidamente y sin ninguna gana... con la polla totalmente flácida... hice que Iván se corriera y acabara ese mal rato... no por él... por la situación desagradable para mi.
Desde mi móvil marqué el número de casa para simular una llamada de mi hermana que venía en un par de horas y tras acompañar a Iván al metro pude terminar con ese mal rato...

jueves, 8 de abril de 2010

Fin del sueño americano.

Durante la usencia de Carlitos hice mi vida con absoluta normalidad y así se lo comuniqué cuando ese viernes tarde me llamó para saber mis intenciones de salida durante ese fin de semana.
No éramos nada oficial por lo tanto no tenía que rendirle cuentas de nada (aunque por un lado me gustó su interés... para que voy a negarlo) él me dijo que estaba deseando volver a Madrid para estar conmigo y que no fuera muy "malo" esa noche... si tanto me echaba de menos por que no pasaba de sus vacaciones y estaba a mi lado...
Recorrí mis "garitos" habituales y cuando iba de camino al "Adonnis" una moto estuvo a punto de darme un viaje... vamos que en unos segundos escuché el frenazo... los insultos en un perfecto castellano y al motero venir hacía mi desafiante... se quitó el casco y tras mi "lo siento, no te he visto" su gesto fue bastante más agradable que lo imaginado, su cara mucho más atractiva y su sonrisa terminó de atontarme.
Continué mi camino y a las puertas del local me encontré con un conocido, entramos, pedimos y nos pusimos a charlar... no pasaron ni cinco minutos cuando por la puerta entró el motero cañón... que subidón.
En ese local parecía tener un imán ya que según entraban venían directos a mi... nuestras miradas se encontraron a mitad de camino... de nuevo esa sonrisa mortal... se acercó a nosotros y me dijo -a la siguiente te invito yo- a lo que yo añadí -me la debes que has estado a punto de matarme- risas.
Catalán, 27 años (unos 6 menos que yo) morenote de pelo y piel, tabletas a tope y unos brazacos para perderse... en los cuales me perdí durante esa y otras noches.
Terminamos en casa de un amigo de él (donde pasaba esos días de fiesta) dado que vivía en Barcelona.
Follamos como auténticos perros rabiosos... la dominación era mutua y los roles cambiaban dependiendo de las necesidades de cada uno... su lengua se perdía por mi cuerpo... buscaba la mía... nos mosdisqueábamos... esa verga grandiosa, desafiante, se alzaba ante su nuevo "amo" hasta estallar y completar una obra maestra... que bueno era el Catalán en el terreno sexual, de lo mejorcito que ha pasado por mi vida.
Quemamos los últimos cartuchos el día de su marcha sabiendo que podíamos complicarnos la vida si continuábamos con la historia...
No me había olvidado de Carlitos... aunque sabía que no tenía ningún futuro a su lado... aparte de no querer complicarme la vida con alguien que no vivía en mi ciudad... y que también tenía una historia con alguien aunque en aquel momento la cosa andaba en pausa...
Pasada la Semana Santa las cosas volvieron a la normalidad y al ver de nuevo a Carlitos sentí alegría pero tras un par de quedadas, donde hubo malos entendidos, el tema se zanjo definitivamente por mi parte aunque no ppor el suyo... una historia más que acababa antes de empezar.

martes, 6 de abril de 2010

No podrás comprarme... nunca.

Mis húmedos sueños se rompieron en mil pedazos por el insistente sonido del teléfono, que no paraba de martillear mi cabeza, detestaba despertarme de esa forma y con un humor de perros descolgué el maldito aparato para encontrarme al otro lado con Dany que estaba incluso más cabreado que yo. Carlitos le había estado llamando durante todo el día preguntando por mi... móvil... número fijo guardado... estupidez por mi parte...
Dany me paso el número de mi reciente conquista y le llamé, creo recordar que quedé con él esa misma noche citándole en el "Strong"
Le impresioné y se le notaba demasiado colgado para una segunda cita (si contamos como primera la noche anterior) aunque esta vez no me pareció tan divertido, al menos durante la primera parte de la noche, estaba mucho más cohibido aunque con unas cuantas copas comenzó a soltarse... y de que manera...
Recuerdo un echo curioso y divertido, estábamos en la barra tomando unas copas y la peña (donde habían tíos muy interesantes) estaban pendientes de cada uno de nuestros movimientos, el caso es que uno de ellos se nos quedó mirando fijamente y nos dijo que dábamos envidia sana por la buena pareja que hacíamos, por lo guapos que éramos y por lo enamorados que estábamos... que eso se notaba en nuestras miradas... pero si nos conocíamos de pocas horas...
Carlos me miró durante unos momentos con semblante serio y me dijo que quizás el desconocido tenía razón... él llevaba tiempo viéndome por allí y deseando conocerme hasta la noche anterior que el alcohol le dio fuerzas para intentarlo y parece que le había salido bien.
De estar ilusionado con alguien a estar enamorado había un abismo, al menos por mi parte.
Pasamos la noche charlando bastante y me quedó muy claro, dado que las indirectas eran constantes, que manejaba pasta y no trabajaba en nada ya que no lo necesitaba... se le notaba que era un pelín pijo... un niño de papá.
Deportes de pijo, vacaciones en Marbella, coches caros, motos... pero me reventaba la manera que tenía cuando hablaba de cualquiera de esas cosas, no llegaba a ser prepotencia si no más bien inmadurez... era como si pensara que todo aquello a mi me deslumbraba y el efecto era el contrario... me daba rabia ya que se estaba cavando su propia tumba antes de llegar a nada.
Yo me vendo cuando quiero... no cuando quieren los demás, mi lema era muy claro.
Estábamos a las puertas de Semana Santa y él se iba a pasar las vacas a Marbella, así que quedamos en vernos a su vuelta.
Durante esos días me llamo varias veces al móvil para decirme que me echaba de menos, que se aburría y que tendría que haberme ido con él.
Yo por un lado estaba contento "con el visa oro" pero por otro sabía que aquello no iba a funcionar... a mi nadie me hacía de menos por no pertenecer a "su clase social" y estaba convencido que la inmadurez de Carlitos propiciaría que más temprano que tarde esto ocurriera.