Durante la usencia de Carlitos hice mi vida con absoluta normalidad y así se lo comuniqué cuando ese viernes tarde me llamó para saber mis intenciones de salida durante ese fin de semana.
No éramos nada oficial por lo tanto no tenía que rendirle cuentas de nada (aunque por un lado me gustó su interés... para que voy a negarlo) él me dijo que estaba deseando volver a Madrid para estar conmigo y que no fuera muy "malo" esa noche... si tanto me echaba de menos por que no pasaba de sus vacaciones y estaba a mi lado...
Recorrí mis "garitos" habituales y cuando iba de camino al "Adonnis" una moto estuvo a punto de darme un viaje... vamos que en unos segundos escuché el frenazo... los insultos en un perfecto castellano y al motero venir hacía mi desafiante... se quitó el casco y tras mi "lo siento, no te he visto" su gesto fue bastante más agradable que lo imaginado, su cara mucho más atractiva y su sonrisa terminó de atontarme.
Continué mi camino y a las puertas del local me encontré con un conocido, entramos, pedimos y nos pusimos a charlar... no pasaron ni cinco minutos cuando por la puerta entró el motero cañón... que subidón.
En ese local parecía tener un imán ya que según entraban venían directos a mi... nuestras miradas se encontraron a mitad de camino... de nuevo esa sonrisa mortal... se acercó a nosotros y me dijo -a la siguiente te invito yo- a lo que yo añadí -me la debes que has estado a punto de matarme- risas.
Catalán, 27 años (unos 6 menos que yo) morenote de pelo y piel, tabletas a tope y unos brazacos para perderse... en los cuales me perdí durante esa y otras noches.
Terminamos en casa de un amigo de él (donde pasaba esos días de fiesta) dado que vivía en Barcelona.
Follamos como auténticos perros rabiosos... la dominación era mutua y los roles cambiaban dependiendo de las necesidades de cada uno... su lengua se perdía por mi cuerpo... buscaba la mía... nos mosdisqueábamos... esa verga grandiosa, desafiante, se alzaba ante su nuevo "amo" hasta estallar y completar una obra maestra... que bueno era el Catalán en el terreno sexual, de lo mejorcito que ha pasado por mi vida.
Quemamos los últimos cartuchos el día de su marcha sabiendo que podíamos complicarnos la vida si continuábamos con la historia...
No me había olvidado de Carlitos... aunque sabía que no tenía ningún futuro a su lado... aparte de no querer complicarme la vida con alguien que no vivía en mi ciudad... y que también tenía una historia con alguien aunque en aquel momento la cosa andaba en pausa...
Pasada la Semana Santa las cosas volvieron a la normalidad y al ver de nuevo a Carlitos sentí alegría pero tras un par de quedadas, donde hubo malos entendidos, el tema se zanjo definitivamente por mi parte aunque no ppor el suyo... una historia más que acababa antes de empezar.
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