Mis húmedos sueños se rompieron en mil pedazos por el insistente sonido del teléfono, que no paraba de martillear mi cabeza, detestaba despertarme de esa forma y con un humor de perros descolgué el maldito aparato para encontrarme al otro lado con Dany que estaba incluso más cabreado que yo. Carlitos le había estado llamando durante todo el día preguntando por mi... móvil... número fijo guardado... estupidez por mi parte...
Dany me paso el número de mi reciente conquista y le llamé, creo recordar que quedé con él esa misma noche citándole en el "Strong"
Le impresioné y se le notaba demasiado colgado para una segunda cita (si contamos como primera la noche anterior) aunque esta vez no me pareció tan divertido, al menos durante la primera parte de la noche, estaba mucho más cohibido aunque con unas cuantas copas comenzó a soltarse... y de que manera...
Recuerdo un echo curioso y divertido, estábamos en la barra tomando unas copas y la peña (donde habían tíos muy interesantes) estaban pendientes de cada uno de nuestros movimientos, el caso es que uno de ellos se nos quedó mirando fijamente y nos dijo que dábamos envidia sana por la buena pareja que hacíamos, por lo guapos que éramos y por lo enamorados que estábamos... que eso se notaba en nuestras miradas... pero si nos conocíamos de pocas horas...
Carlos me miró durante unos momentos con semblante serio y me dijo que quizás el desconocido tenía razón... él llevaba tiempo viéndome por allí y deseando conocerme hasta la noche anterior que el alcohol le dio fuerzas para intentarlo y parece que le había salido bien.
De estar ilusionado con alguien a estar enamorado había un abismo, al menos por mi parte.
Pasamos la noche charlando bastante y me quedó muy claro, dado que las indirectas eran constantes, que manejaba pasta y no trabajaba en nada ya que no lo necesitaba... se le notaba que era un pelín pijo... un niño de papá.
Deportes de pijo, vacaciones en Marbella, coches caros, motos... pero me reventaba la manera que tenía cuando hablaba de cualquiera de esas cosas, no llegaba a ser prepotencia si no más bien inmadurez... era como si pensara que todo aquello a mi me deslumbraba y el efecto era el contrario... me daba rabia ya que se estaba cavando su propia tumba antes de llegar a nada.
Yo me vendo cuando quiero... no cuando quieren los demás, mi lema era muy claro.
Estábamos a las puertas de Semana Santa y él se iba a pasar las vacas a Marbella, así que quedamos en vernos a su vuelta.
Durante esos días me llamo varias veces al móvil para decirme que me echaba de menos, que se aburría y que tendría que haberme ido con él.
Yo por un lado estaba contento "con el visa oro" pero por otro sabía que aquello no iba a funcionar... a mi nadie me hacía de menos por no pertenecer a "su clase social" y estaba convencido que la inmadurez de Carlitos propiciaría que más temprano que tarde esto ocurriera.
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