domingo, 12 de octubre de 2008

Chicas, cuerdas y el hermanísimo.

Estaba libre, había aprendido algunos temas, madurado en otros y me centre en mi instituto y en mis compañeras de clase, cambiaba de tercio.
La primera en caer en mis redes fue María, buenas tetas, muchas curvas y un conejito increíble.
Nos lo montábamos en el salón de actos del insti, en la última fila, mientras los compañeros ensayaban obras de teatro y demás eventos, me chupaba la polla y me la pelaba como una auténtica profesional (no tenía nada que envidiar a los tíos que me habían echo lo mismo) además se notaba que disfrutaba haciéndolo, mojaba que daba gusto y con mis dedos entraba en su rico, rico coñito.
Follar, follábamos en los baños, terminábamos empapados de sudor y alguna que otra vez estuvieron a punto de pillarnos, África, la bedel, nos tenía más que vigilados ya que se imaginaba lo que hacíamos cada mañanita tras el recreo…
No era nada serio por parte de ninguno y cuando nos apetecía nos lo montábamos y tan amigos.
Después llego Teresa, mismo sistema, mejores folladas, ya tenía los 16, ella rondaba los 18, repetidora, sabía mas y se notaba en todo…
Era muy atractiva aunque un poco machorra, brutota, sencilla, con un cuerpazo y unas semanas después descubrí algo de ella que me gusto mucho mas, su hermano.
Pedazo de tío, grande, musculoso y algo que siempre me había llamado la atención, velludo, tenía pelos por todos los lados, pero cada uno de ellos colocados perfectamente, eh, ja, ja.
Cierta tarde nos saltamos las clases (esto os suena, ¿verdad?) y nos fuimos a su casa ya que no habría nadie, follaríamos en blandito, no venía mal después de tanto wc, parque…
Teresita me sorprendió gratamente al quitarse las gafas y dejar su pelo suelto, no era la típica chavala que iba maquillada ni demasiado arreglada a clase pero al natural y toda desnuda ante mi era un bellezón.
La niña sabía lo que hacía, me ato a la cama (¿será por eso que tiempo después las cuerdas y el sexo algo más duro fue dominando mis relaciones?) y se puso sobre mi totalmente desnuda, mordisqueándome el cuello mientras me iba subiendo la camiseta para frotar sus pezones con los míos… que rico señor.
No hará falta decir que mi polla andaba más tiesa que un palo pidiendo a gritos que la liberaran para poder disfrutar de ese pedazo de hembra, que ardía en deseos de entrar en ella, pero la cabrona de Teresita me hizo sufrir de lo lindo antes de follarla intensamente.
Tengo que decir que el mega polvazo con Teresita no fue superado en mucho tiempo (en cuestión de hembras) era increíble lo que aquella tía me hacía sentir, sabía donde tocarme, llevarme, extasiarme, su placer era el mío, inmenso placer…
Durante un par de horas jugamos sin prisas, sintiéndonos, amándonos, abandonando nuestros cuerpos al libre camino de la exploración mutua, gozando como nunca antes lo había echo y esto me produjo un mar de dudas…

El ex, el cartel y el adiós.

Unos 3 meses estuve con Dionisio, mi historia fue de auténtico culebrón, pero del malo, del baratillo.
Me dio una copia de las llaves del piso para mi uso personal dado que el trabajaba por las mañanas en una entidad bancaria y por las tardes en otro lugar y hasta aproximadamente las 19:00 horas no llegaba por lo tanto cuando me saltaba las clases del insti (algo bastante habitual) me iba para allí y me dedicaba a escuchar música y demás chorradas sintiéndome el dueño del mundo, tenía 15 años y un piso para mis movidas, estaba contento.
Cierto día estábamos hablando y me preguntó por donde vivía, estudiaba… y hay que ver como es la vida, su ex, un chaval de 17, 18 años estudiaba en mi mismo instituto, fuerte, eh!
Pero lo bueno viene ahora, parece ser que la relación con este chico había terminado relativamente poco tiempo antes de conocerme a mi y una tarde vino a recoger algunas cosas que aún tenía en el piso.
La situación fue un poco violenta, nos presentó y tras coger sus cosas se marcho.
A mi no me sonaba de nada de mi instituto dado que iba varios cursos superiores al mío pero casualidad o no a partir de ese día me lo encontraba en la cafetería, en bares cercanos del insti… por todos los lados.
El siempre iba rodeado de tías, creería que de esta forma era más machote y su actitud no dejaba de ser bastante ridícula ya que soltaba perlitas como –la gente que se vende por un piso me da pena, yo nunca estaría con nadie mayor por interés…- perlas ensangrentadas que me lanzaba a modo de mensaje velado y que se tendría que haber aplicado a si mismo anteriormente.
Yo le contaba sus andanzas a Dionisio y nos reíamos a su costa bastante pero mi relación con él no avanzaba, era demasiado mayor para mi, demasiado tranquilo, demasiado todo... realmente si estuve con él mas tiempo del debido fue en parte por disponer del piso y poco mas dado que no me aportaba nada, comodidad, quizás, pero me aburría soberanamente así que la historia se termino.
Antes de darle puerta pasaron dos cosas que voy a resaltar, la primera que volvimos al local de ambiente que Adolfo me descubrió y allí me fije en otro tipo con el que tuve un rollito tras finiquitar mi relación con Dioni y la segunda que entre juegos me hizo unas fotos desnudo, cuando las fue a recoger faltaban algunas y ni siquiera existían los negativos de las mismas (tiempo después me vi postrado en una cabina telefónica con una franja negra tapándome los ojos y la publicidad del cartel hacia referencia a los menores y el alcohol, creo recordar q el eslogan decía algo como –el alcohol te hace sentir desnudo ante los demás, o algo similar- al menos en esa foto solo se me veía de cintura hacia arriba pero me quedé bastante tocado por la utilización de mi imagen sin mi permiso, lo deje pasar.

lunes, 6 de octubre de 2008

Dioni y su XXL.

Conocí a un tío llamado Dionisio, cuarentón, bastante simple, delgado, vulgar, pero que me cayo en gracia (no entiendo el motivo) y me fui con él a su piso situado en la glorieta de Bilbao.
Pero como se puede ser tan imbécil y cambiar a un chavalote de 19 años, guapo y con cuerpazo por un simple como aquel.
Lo único bueno que tenía el Dioni era su polla, la mas grande que había visto en mi vida (hoy en día creo que solo igualada o superada por un par) me quede acojonado cuando vi aquello y a pesar de todo le deje que me follara, me destrozo de dolor, apenas le permití moverse por que me estaba desgarrando por dentro…

Cuando termino podía meterme el puño yo mismo del boquete que me había dejado.
Claro que él si supo prepararme, me comió el culo intensamente (le encantaba lamérmelo) me echo vaselina hasta que mi dilatación fue propicia para que el bicho que tenia entre las piernas entrara y creo que no pudo meter mas que la mitad.
Aquel día comenzamos una historia y quedamos para el siguiente fin de semana en el cual yo tenía que ver a Adolfo (la memoria me falla de nuevo) no se si días antes le fui a ver al cuartel, si le llame allí…para decirle que no nos podíamos ver con la excusa de que me iba con mis padres fuera.
Aquí comprenderéis las pocas luces que tenia ya que solo se me ocurrió la gran idea de llevar a Dionisio al garito que había conocido con Adolfo, sábado por la tarde, teniendo todas las papeletas para que me lo encontrara… dicho y echo.
Estábamos sentados, de la manita, tomando algo cuando vi aparecer a Adolfo que venía directo hacia nosotros, que guapo estaba, se quedó mirándonos muy seriamente como si no pudiese creerse lo que estaba viendo (apenas llevábamos nada saliendo pero sé que él estaba muy ilusionado conmigo, con lo nuestro y estaba feliz a mi lado)
Me pidió muy educadamente si podía hablar conmigo a solas y ni eso le permití, me levante como un idiota y allí delante del otro le solté que lo nuestro había acabado…
Me volvió a pedir un momento para hablar y le dije que no teníamos nada mas que decirnos y ahora con el paso del tiempo cuando le recuerdo cabizbajo, marchándose, como derrotado… me hace daño y me pregunto el por que de ese comportamiento mío hacia él.
Tiempo después, demasiado, me di cuenta que mi forma de actuar se debía a que estaba totalmente colgado por él y ese echo no podía influir para que yo no disfrutara de otros, aprendiendo de cada uno y sintiéndome el centro de atención en los garitos del lugar además del líder indiscutible del grupo de amigos que mas tarde se creó.

domingo, 5 de octubre de 2008

Descubriendo Chueca.

Adolfo fue el primero en algo, en descubrirme los locales de ambiente, desconocidos absolutamente para mi.
Creo que ese fue su error, entiendo que él quisiera exhibir su trofeo ante sus amigos pero debió pensar que un chaval de 15 años, tiernecito y nuevo en el ambiente le iba a durar menos que un caramelo en un colegio además de despendolarse totalmente.
El garito en cuestión se llamaba “La Viznaga” (los mayores de 35 años lo recordaran sin problemas)
Estoy hablando de años, je, je, vale tendré que confesar mi edad real aunque hace tiempo que deje de cumplir, tengo 41 años (me hace bastante gracia cuando me llaman chavalote, tronco y demás adjetivos gente que seguramente en menor que yo y no me echan mas de 30 añitos)
Si, me quiero mucho, quizás demasiado pero es así, esta seguridad la tendría que haber tenido a los 15 pero siendo prácticamente un niño, en un cuerpo adulto, me hizo cometer demasiadas tonterías.
Creo recordar que mi recién estrenado novio no podía verme en la siguiente cita por un tema relacionado con una guardia o similar y yo lo que hice fue irme a la estación de los placeres ocultos, sin nada en mente, solo pasar la tarde.
Naturalmente Adolfo desconocía por completo esta escapada, no había móvil, el teléfono fijo jamás lo daba, él estaba en el cuartel… libertad absoluta.
Chueca me era demasiado desconocida para deambular por allí solito, la verdad es que no me gustó demasiado aunque tiempo después fue mi lugar de encuentros.

Adolfo, mi asignatura pendiente.

El siguiente tío que entró en mi vida fue un militar llamado Adolfo, un tío que merecía mucho la pena, pero que no llego en el momento adecuado.
Apenas había salido del cascarón y tenía mucho que aprender, descubrir, experimentar…
Cuantas veces me he arrepentido de cómo le trate, del daño que seguramente le hice… dicen que todos, a lo largo de la vida, tenemos una asignatura pendiente y él es la mía.
Me gustaría encontrármelo para pedirle perdón, si debo hacerlo, para charlar y saber si me ha recordado a lo largo de todos estos años como me ha ocurrido a mi… no es que quiera nada mas, no, no es eso (dado que llevo siete años con mi actual pareja al que quiero con toda mi alma) tan solo algo que debí zanjar como un tío hace mucho tiempo y no como un crío imbecil e infantil.
Y eso que me lo fui encontrando en varias etapas de mi vida y mi comportamiento fue nefasto hacia él.
Adolfo llevaba un par de semanas tirándome los trastos por la mencionadísima estación cuando un tío se me acercó y me dijo que alguien quería conocerme (no lo recuerdo muy bien pero creo que fue de esta o manera similar)
Así que nos conocimos finalmente, me gustaba, estaba claro y aunque tenía 4 años más que yo su experiencia en terreno sexual era escasa, que se les puede pedir a dos chavales de 15 y 19 años respectivamente en aquella época.
Estaba aquí, en Madrid, haciendo el servicio militar y nos veíamos los fines de semana (que fueron pocos)
Le recuerdo de uniforme, metiéndonos en el baño de un bar para que se cambiara y su estupendo cuerpo (lleno de pequeñas pecas) pegado al mío mientras nos besábamos con ese morbillo de que nos pudieran pillar.
Fuimos a una pensión para follar y la verdad que la experiencia mas de lo mismo.
Yo estaba nervioso ya que este si que me gustaba de verdad y él no supo llevarme, era tierno, cariñoso, le tenía a mi lado desnudo, empalmado como un toro, buena polla… ¿que de que me quejo?
Ni yo mismo lo sabía en ese momento, no se si era por aquella fría habitación, esas sábanas cutres, por mi inseguridad, por mis miedos…
Me pidió que le follara, quería que yo fuese el primero, no pudo ser, no llevábamos nada para facilitar el tema, no me refiero a condones dado que el sida aún tardaría en aparecer si no a alguna crema o similar para poder entrar en su potente culo.
Mi nerviosismo hacia que mi erección no fuese para tirar cohetes, nunca me había follado a un tío, no es lo mismo un chochito que un ano, a demasiadas cosas.
Recuerdo que le encantaba tocarme los huevos, decía que nunca había visto unos tan grandes, los suyos eran más bien todo lo contrario.
El tampoco me follo, no me había gustado la primera vez y no recuerdo si me lo pidió pero tenía claro que de momento ese tema lo dejaba aparcado.
Nos corrimos y listo.
Penoso, pero éramos demasiado inexpertos aunque recuerdo su mirada, estaba llena de felicidad al poder estar conmigo, sus ojos decían que finalmente lo había conseguido, estaba allí, a mi lado, le era suficiente.

Un parque, mal rollo y pelo cano.

Días después, a regañadientes, mi chica aceptó echar un polvo -ó follamos ó lo dejamos- ese fue mi ultimátum, naturalmente lo que no se hace por deseo, si no por obligación, no termina de salir bien y en este caso no hubo sorpresas.
Una noche de viernes, con un frío tremendo, en un parque (en el que nos saltamos la verja dado que a partir de cierta hora no se podía pasar) bonito, eh!
Tras unos besos, sin gracia ni morbo alguno, la tía se baja las bragas y me dice que se la meta...
Pero chavalita si no me la has pelao, chupao, magreao... entre esas increíbles tetas, que yo tanto te he comido…
Se la metí, empuje, aquello estaba menos dilatado que el metro a hora punta, hice el papel, me corrí y eso fue todo, un desastre que hizo terminar aquella relación.
Una vez libre continué acudiendo a la citada estación y me di cuenta de muchas cosas, las tiendas estaban infestadas de tíos que buscaban sexo a saco, los militares se cambiaban alegremente en los baños de la estación, los pajilleros se la machacaban esperando a su alma gemela, los que presumían de tamaño te la enseñaban sin problema, los que buscaban cacho que comer… toda una fauna para elegir.
Conocí a un cuarentón atractivo de pelo cano que me llevo a su apartamento en una buena y céntrica calle de la capital, según comprobé compartía casa con un muy famoso humorista de la época aunque este último de palotes nada, chavalitas y señoras…
El cuarentón era atractivo, si no digo su nombre es sencillamente por que no lo recuerdo, fibrado y con buena polla pero tampoco era un Richard Gere al uso.
Fue el primero que me petó el culo, quería saber lo que se sentía, y fui para él como un regalo de reyes, chavalote quinceañero, virgen, guapo y sin experiencia se entrega a cuarentón para su disfrute.
El polvo fue flojo y monótono, no sentí gran cosa más que daño y placer cero, por lo tanto mi culito se iba a quedar cerradito dado que la experiencia no me gusto.