El siguiente tío que entró en mi vida fue un militar llamado Adolfo, un tío que merecía mucho la pena, pero que no llego en el momento adecuado.
Apenas había salido del cascarón y tenía mucho que aprender, descubrir, experimentar…
Cuantas veces me he arrepentido de cómo le trate, del daño que seguramente le hice… dicen que todos, a lo largo de la vida, tenemos una asignatura pendiente y él es la mía.
Me gustaría encontrármelo para pedirle perdón, si debo hacerlo, para charlar y saber si me ha recordado a lo largo de todos estos años como me ha ocurrido a mi… no es que quiera nada mas, no, no es eso (dado que llevo siete años con mi actual pareja al que quiero con toda mi alma) tan solo algo que debí zanjar como un tío hace mucho tiempo y no como un crío imbecil e infantil.
Y eso que me lo fui encontrando en varias etapas de mi vida y mi comportamiento fue nefasto hacia él.
Adolfo llevaba un par de semanas tirándome los trastos por la mencionadísima estación cuando un tío se me acercó y me dijo que alguien quería conocerme (no lo recuerdo muy bien pero creo que fue de esta o manera similar)
Así que nos conocimos finalmente, me gustaba, estaba claro y aunque tenía 4 años más que yo su experiencia en terreno sexual era escasa, que se les puede pedir a dos chavales de 15 y 19 años respectivamente en aquella época.
Estaba aquí, en Madrid, haciendo el servicio militar y nos veíamos los fines de semana (que fueron pocos)
Le recuerdo de uniforme, metiéndonos en el baño de un bar para que se cambiara y su estupendo cuerpo (lleno de pequeñas pecas) pegado al mío mientras nos besábamos con ese morbillo de que nos pudieran pillar.
Fuimos a una pensión para follar y la verdad que la experiencia mas de lo mismo.
Yo estaba nervioso ya que este si que me gustaba de verdad y él no supo llevarme, era tierno, cariñoso, le tenía a mi lado desnudo, empalmado como un toro, buena polla… ¿que de que me quejo?
Ni yo mismo lo sabía en ese momento, no se si era por aquella fría habitación, esas sábanas cutres, por mi inseguridad, por mis miedos…
Me pidió que le follara, quería que yo fuese el primero, no pudo ser, no llevábamos nada para facilitar el tema, no me refiero a condones dado que el sida aún tardaría en aparecer si no a alguna crema o similar para poder entrar en su potente culo.
Mi nerviosismo hacia que mi erección no fuese para tirar cohetes, nunca me había follado a un tío, no es lo mismo un chochito que un ano, a demasiadas cosas.
Recuerdo que le encantaba tocarme los huevos, decía que nunca había visto unos tan grandes, los suyos eran más bien todo lo contrario.
El tampoco me follo, no me había gustado la primera vez y no recuerdo si me lo pidió pero tenía claro que de momento ese tema lo dejaba aparcado.
Nos corrimos y listo.
Penoso, pero éramos demasiado inexpertos aunque recuerdo su mirada, estaba llena de felicidad al poder estar conmigo, sus ojos decían que finalmente lo había conseguido, estaba allí, a mi lado, le era suficiente.
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