lunes, 8 de diciembre de 2008

Tony, un vaquero en la ciudad.

Disfrutamos como auténticos lobos de mar, no nos quedó ni un poro de piel por recorrer con nuestras lenguas, fue un gran polvazo y tras terminar vi su mirada y comprendí que el hermanísimo se había pillado por completo y eso era un problema, gran problema.
No quería lazos con nadie, solo quería follar, disfrutar, divertirme… y continuar recolectando cuerpos hermosos en los que perderme sin ninguna complicación añadida.
18 años recién cumplidos y mucho por vivir, se entiende ¿no?
Teresita reapareció días después ya que me llamó para tomar algo, me temí que su hermano se hubiese ido de la boca pero demostró ser un tío y aceptó mi negativa de volver a tener contacto sexual alguno, aunque no llegó a entenderlo…
Tener sexo con él era increíble, me gustaba mucho, pero me frenaba el saber que si continuaba viéndole su enganche hacía mí sería imparable y pasaba de hacerle daño ya que me importaba.
A lo largo de mi vida he ido huyendo de gente que quizás tuvieran mucho que aportarme pero no estaban en el momento adecuado… o eso pensaba.
En esta época iba más a menudo por el ambiente, generalmente por la tarde, dado que aunque ya había alcanzado la mayoría de edad mis padres no veían con muy buenos ojos que saliera de noche aunque me hacía mis escapadas en cuanto tenía ocasión.
Meses antes de cumplir los años me fijé en un tipo curioso, sus andares, sus vaqueros gastados, sus botas camperas, sus camisas de cuadros dejando ver parte de su musculado pecho, el palillo mordisqueado que casi siempre llevaba en sus labios… era muy particular pero tremendamente atractivo y hasta que no me lo ligué no deje de tirarle muy sutilmente los tejos.
Su nombre, Tony, tenía 27 años y fue mi nuevo capricho.
Estuvimos unos meses saliendo, cines, parque de atracciones, bares, besos, caricias, pajas… pero no sexo completo ya que como dije era curioso, especial.
Esta historia tuvo como 3 partes en el tiempo y quitando la 1ª que fue bonita, aunque algo descafeinada, las siguientes no funcionaron.
Finalizó por que discutimos por sus celos, por querer cambiarme, por atarme corto y por que se cruzo un chavalito, hoy famosote en la TV gracias a colaboraciones en programas del corazón, lo que son las cosas… Tony se lo folló y tuvo un rollo con él. V supo aprovechar una de nuestras crisis para meterse de lleno y eso que iba de amigo mío… pero bueno el chaval estaba bastante colgado de Tony y se dejó llevar… todo lo contrario que el mencionado que sólo lo hizo por despecho.
Al cabo de un par de años reapareció en mi vida y lo intentamos pero ya no era lo mismo, recuerdo que le cité en una zona donde yo veraneaba y se tiró toda la mañana abrasándose al sol, había estado de fiesta por la noche y se me había olvidado por completo que había quedado con él.
Me lo encontré en la plaza del pueblo por la tarde y apenas cruzamos unas palabras dado que yo estaba con mis colegas y no procedía.
Pasados unos meses volvimos a vernos y me llevó a una casa que tenía su familia, pasada la sierra, y la experiencia fue desastrosa.
Cuando le vi con unas gafas de culo botella que hacían que sus ojos apenas se vieran, esa imagen me persigue... ja, ja, se me cayó un mito, la suciedad de las toallas, sábanas… tenían la casa un pelín abandonada... el hecho de tenerme encerrado allí sin dejarme ni dar una vuelta por el pueblo por que, según él, iba vestido muy llamativo (vaqueros ajustados, cazadora vaquera y el pelo de pincho) tantas estupideces juntas no propiciaron ese par de días lujuriosos que yo esperaba y lo único que deseé fue marcharme de allí cuanto antes.
Dado que no podía pillar el metro e irme a mi casa (estábamos en un pueblo no recuerdo si pasado Ávila o por las cercanías) echamos unas partidas de algún juego de mesa, le emborraché para que no me diera el coñazo y dormí en aquella cama a su lado (creo que es lo único que me gustó de esa aventura) sentirle abrazado a mi y despertar a su lado...
A lo largo del tiempo nos vimos en algunas ocasiones, dado que su mejor amigo, Carlos, tuvo un rollete con mi mejor amigo, Miguel Ángel, pero nunca más volvimos a tener nada, ni siquiera amistad.

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